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Castillo fortaleza de Cornago
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Se trata de una fortaleza que quizá sea de finales del siglo XIII, aunque es más que probable que existiera un castillo anterior como parecen atestiguar algunos paredones de peor fábrica que el resto de la fortaleza que todavía se conservan. No podemos olvidar que esta fue tierra de frontera entre árabes y cristianos y que en este enclave jugaba un papel estratégico en la defensa del valle del Ebro, del mismo modo que, posteriormente, y ya con la presencia del castillo actual, lo fue entre los reinos de Aragón, Navarra y Castilla.
Se trata de un edificio complejo con cuatro torres construido con sillería, sillarejo y ladrillo. Posee dos muros, el exterior, que rodea la iglesia, pudo corresponderse con el antiguo albacar, es decir, el espacio destinado a refugio de la población en caso de guerra. A este espacio se accede por el denominado Arco de la Campanilla.
Las cuatro torres que rodean el castillo son diferentes, tres circulares de distintos tamaños y una, la del este, cuadrada; solo una conserva las almenas. En la actualidad existe un acceso para poder subir a las torres.
La puerta principal se defendía desde las torres que la flanquean y desde el adarve (nombre que se le da al camino que se encuentra en lo alto de la muralla; también nombre que se da a los muros de la fortaleza). En el interior se pueden observar los agujeros que soportaban vigas de pisos superiores (llamados mechinales) hoy desaparecidos, y que nos indican que el castillo estaba adaptado también como lugar de residencia. Se conoce la ubicación de los dormitorios y las cocinas; también la existencia de una bodega, un silo y un pozo.
El castillo ha estado relacionado con el linaje de los Luna, que fueron señores de la villa del siglo XIV al siglo XVI. El fundador del linaje parece ser D. Bocalla de Luna, relacionado con la casa Real de Navarra, quien tomó el nombre de la conquista de la localidad aragonesa de Luna, falleciendo en Huesca en 1094.
El primer señor de la villa fue Juan Martínez de Luna, hermano del “Papa Luna” aunque no se puede descartar que el castillo estuviera ya levantado (al menos una buena parte) antes de que los Luna se asentaran en la zona. La familia recibe este patrimonio por voluntad del Rey Enrique como reconocimiento a su lealtad y apoyo tras la derrota de sus armas en la batalla de Nájera. Sin embargo, la familia perdería poco después parte de estas posesiones.
Sin duda, persona de gran importancia para la zona y para la historia del castillo fue D. Álvaro de Luna, a quien el Rey Juan II concedió como regalo de bodas Cornago, junto con otros lugares próximos que habían sido propiedad de su padre. Siendo señor de Cornago y Jubera concedería exenciones de tributos a los que acudieran a vivir a esta villa y, muy probablemente, influyó de forma importante en Juan II para que firmara la concesión del Fuero de Cornago en 1545.
Don Álvaro llegaría a ser Condestable de Castilla y dejó como herencia el mayorazgo de Cornago a su hija María de Luna y su marido, quienes a su vez se lo transmitieron a sus hijos. No obstante, la situación económica de la familia no era buena y se vieron obligados a empeñar parte de sus posesiones al Conde de Aguilar, aunque siguieron residiendo en el castillo hasta el siglo XVII en que se abandona.
Época: siglos XIV y XV
Propiedad: municipal
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